El principal motivo de mi ausencia fue de salud: una operación para extirpar un mioma el pasado viernes 19 (si quieres conocer detalles, ve a este post en Lorenaje, mi otro blog). Pero con todo y todo debo decirles que Dios ha sido muy bueno conmigo en este tiempo. ¡Ah! Y el nacimiento del más pequeño de la familia, mi sobrino Flavio Alonso.
Con todo esto pensaba cómo retomar este blog. Y quería hacerlo hablando, por una parte, del Adviento que ya culminará en unas horas y que este año me tocó vivir en el trajín de la operación, por una parte, y por otra en el trabajo. Por supuesto, la Misa de 1 p.m. los domingos y la edición del blog "Mensaje a los Amigos".
Además de este tiempo, "preoperatorio", he tenido la oportunidad de ver de cerca a mi cuñada atendiendo a Alonso, el cuidado con que lo atiende; y Alonso contemplando a su madre cuando come, o calmándose cuando la siente cerca; lo mismo cuando mi hermano lo carga... Y pensaba como el Hijo de Dios, "despojándose de su condición divina" (ver Flp. 2,5-11), se hace Niño, tomando carne de María, y dependiendo en su fragilidad de María y José, su padre adoptivo. Y justamente María, en la espera de su Hijo, se vuelve una de las figuras centrales del Adviento.

... que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre...
y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre...
Que esta Navidad esté llena de Jesús. Que contemplemos no sólo físicamente, sino sobretodo en nuestros corazones y mentes el misterio de su Nacimiento.
Les dejo una de mis canciones favoritas: Nace el Niño en un portal, de Carmelo Erdozain (también es autor de La Virgen sueña camino, que puse antes).
¡Feliz Navidad! ¡El Niño Jesús nos bendiga a todos!
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